De la muerte conozco mucho, poco, no lo sé, solo sé que es algo inevitable, no sé como se siente, pero sé como me he sentido cada vez que alguien conocido parte hacia aquello desconocido donde -quizás- todos nos volveremos a encontrar. Siempre me he preguntado si hay alguien o algo esperándome del otro lado, si mi fecha está marcada y si sentiré algo al partir. Hace un año se fue alguien que solo se cruzó en mi camino, más bien yo me crucé en el de él, algo breve, pero significativo. Viajes al hospital, poco cruce de palabras, pero si quedó una impresión, y luego un vacío. Demandé una explicación, no la obtuve, ni creo que la obtenga. Sea como sea, me topé con una frase un día que hacía la analogía que Dios se llevaba a ciertas personas por ser especiales, como cuando un florista corta su material, escoge la materia prima más bonita. Si él hubiera sido una flor me lo imagino como un girasol por siempre portar una sonrisa sin importar su condición. Me hubiera gustado conocerlo más, pero a veces el tiempo simplemente no alcanza. Donde sea que esté me lo imagino feliz, y me imagino que no soy la única que piensa así. Feliz primer aniversario en el cielo Lalo.
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